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Sostenimiento económico de un MISIONERO VOLUNTARIO.


Uno de los problemas o retos mayores que tenemos los misioneros voluntarios como Ana y yo es pensar en cómo nos vamos a sostener económicamente y cómo vamos a llegar a las personas para que colaboren en este ministerio. Al pensar en todo esto, nuestra mayor preocupación será la actitud que tendremos como misioneros voluntarios. Si tenemos la actitud correcta podremos alcanzar los recursos necesarios con menor ansiedad.

Por otro lado, Dios no solo ha llamado a aquellos que deciden salir al extranjero para trabajar como misioneros voluntarios sino también a aquellos que están en sus casas para que sirvan de apoyo a los que se marcharon lejos. El objetivo principal será unir a estos dos grupos para que formen un equipo que Dios utilizará para la propagación del evangelio.

Si nuestra actitud como misioneros voluntarios es, "¡Pobres de nosotros!, no tenemos el dinero suficiente para ser misioneros voluntarios”; entonces no podremos ir al campo misionero a menos que nos envíes recursos económicos para poder hacerlo. En este caso será muy difícil llegar a conseguir nuestro sostenimiento.

Hay un dicho popular que dice, “El que invita, paga”. Ese dicho se aplica muy bien cuando hablamos de sostener económicamente a un misionero voluntario. Y esto nos lleva a hacernos la siguiente pregunta: ¿quién me está invitando a ir como misionero voluntario? Si nuestro llamado es genuino, la respuesta a esa pregunta será que Dios es el que me ha invitado para realizar esta labor. En este caso, Dios será el que me sostendrá en todos los aspectos. Me explico: al misionero voluntario no le toca, por su esfuerzo, garantizar su propio sostenimiento. Es semejante a lo que pasa en el evangelismo. Todos reconocemos que no es por nuestro esfuerzo que una persona llegue a convertirse al Señor, ya que es obra del Espíritu Santo. Pero no por eso nos vamos a sentar en casa, dedicándonos solamente a la oración por la salvación de la gente. Por tanto, reconocemos que es obra del Espíritu Santo convencer al pecador de sus pecados y llevarlo a la fe en Cristo. Pero, como dice Pablo, “¿y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin alguien no les ha predicado?” Dios tiene su responsabilidad, pero también nosotros como misioneros voluntarios tenemos nuestra responsabilidad en este asunto.
Nadie duda de que fue Jesús quien hizo el milagro de resucitar a Lázaro, pero a veces se nos olvida que Jesús pidió la participación del público que había allí en por lo menos dos cosas: quitar la piedra y quitar las vendas una vez que Lázaro salió. ¿Pudo haberlo hecho solo? ¡Claro que sí!, pero casi siempre los milagros de Dios tienen su elemento de colaboración humana.

En el caso de ayudar económicamente a misioneros voluntarios para realizar la obra que el Señor les ha encomendado, lo que Dios espera de ellos es que pidan la colaboración de familiares, amigos y de hermanos de la iglesia. Aunque lamentablemente en este asunto no muchas personas lo ven o lo entiende de esta forma, ¿cuál debe ser la actitud correcta de un misionero voluntario al emprender esta tarea?

Primero, debemos aceptar que Dios es el responsable de proveer nuestro sostenimiento. Mateo 6:33 dice, “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Es una promesa de Dios. Si como misioneros voluntarios estamos caminando en obediencia al llamado de Dios a las misiones, Dios promete proveernos del sostenimiento necesario. Dios no llama a la gente para después dejarla frustrada porque no pudo obedecer por falta de recursos.

Segundo, debemos aceptar que nosotros como misioneros voluntarios somos responsables de ser fieles en buscar donantes. Esta es parte de nuestra responsabilidad: presentar nuestro proyecto misionero a cuantas personas Dios ponga en el camino. De igual forma como en el evangelismo no nos limitamos solo a orar, sino que salimos para presentar el mensaje de salvación, de esta misma forma, es nuestra responsabilidad compartir con muchas personas la oportunidad que Dios nos da de invertir en la extensión del evangelio por medio de nuestro ministerio.
El éxito del trabajo misionero no solo depende del misionero voluntario. Si es cierto que no todos son llamados a ir a lugares lejanos como misioneros voluntarios pero sí todos son llamados a poner su granito de arena en la obra de Dios.

Querida familia, amigo lector o hermano en Cristo, si sientes el deseo de ayudar en la obra, pídele a Dios en oración que te muestre dónde poner tus recursos y tus oraciones. Es nuestro deseo y oración que puedas tener un corazón dispuesto a ayudar a los necesitados y apoyar la obra misionera, esa fue la misión de Jesús cuando estuvo aquí en la tierra y la misión que Él quiere que sus verdaderos discípulos tengan.

Jesús estaba en el templo, y vio cómo algunos ricos ponían dinero en las cajas de las ofrendas. También vio a una viuda que echó dos moneditas de muy poco valor. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir”.
El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado” (Proverbios 11:25).
“Si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan” (Isaías 58:10, 11).
“Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40).

Uno de los retos o pruebas más difíciles de la vida del misionero voluntario es aprender a confiar en Dios para su sustento diario. ¡Pero no solo para el misionero voluntario!, pues cada ser humano debería poner su confianza en Dios para todo en sus vidas. Como misioneros voluntarios, cuando todos los esfuerzos y el tiempo van dirigidos enteramente a la obra de Dios, la realidad es que uno tiene que depender enteramente de Dios y de los recursos que el envíe. Estos recursos vienen de distintas formas: a través de  oraciones (las cuales son lo más importante en la tarea del misionero voluntario) y a través del apoyo financiero y emocional de familiares, amigos e iglesia, a quienes Dios envía para que sean parte colaboradora del misionero voluntario. 

Es fácil decir todo esto, pero no es tan fácil vivir de esta forma. Cuando estuvimos en Bolivia en el 2014 así lo vivimos. Hubieron momentos difíciles donde nuestros recursos económicos no llegaban para suplir algunos gastos de visados, también dificultades de otras clases. En estos momentos la única salida fue confiar plenamente en Dios. Finalmente Dios contestó nuestras oraciones y pudimos ver claramente la mano ayudadora de Dios en cada situación. No sé si a ti te pasa esto, pero a mí en estas ocasiones, como ser humano me desespero, me desaliento cuando las cosas no salen como quisiera y cuando veo que no hay salida, es precisamente en estos momentos donde debemos crecer en fe. En momentos de necesidad es donde verdaderamente aprendemos a confiar en Dios.

La vida del misionero voluntario no es fácil pero es muy gratificante poder ayudar a los necesitados y poder ser parte de la difusión del evangelio en lugares donde no todos pueden llegar.

Familia, amigos, querido lector, si Dios te llama al trabajo misionero no lo rechaces, aunque no es fácil Él te promete, nos promete esta linda promesa:
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas” (Josué 1:9).

Nuestros proyectos y trabajo como misioneros voluntarios son financiados enteramente por donaciones. Si deseas ayudarnos y apoyar el trabajo que hacemos como misioneros voluntarios, lo primero y más importante que puedes hacer es ¡orar por nosotros! Y si Dios pone en tu corazón el deseo de apoyarnos financieramente, puedes hacerlo directamente en nuestra Cuenta Bancaria, página de PayPal o a través de WesternUnion. Cuanto más regulares sean tus aportaciones, tanto en la oración como en el apoyo financiero, más útiles seremos todos en la propagación del evangelio.
Muchas gracias por tomar un tiempo para leer esta reflexión.

Bendiciones de para todos😁🙏.

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